Conocido también como taxidermia (del griego taxis, orden, y derma, piel), la naturalización es el arte de preparar la piel de vertebrados y crear el soporte necesario para su montaje. Por extensión, hablamos de naturalización para otros grupos de organismos (insectos, crustáceos, etc.).
Tras la toma de medidas del animal y el despiece, el taxidermista procede a curtir la piel. Luego la arregla en un maniquí que tiene el volumen del animal y la postura deseada. Para especies pequeñas, a veces se conserva parte del esqueleto y se da forma a la piel con un armazón interno. Por último, se fijan los ojos de vidrio y se retocan algunas zonas con pintura.
Esta técnica exige un perfecto conocimiento de la anatomía y de las costumbres de la especie para "dar vida" al animal de la manera más realista posible.